El velódromo de Santiago de Chile pasará a la historia del ciclismo español por ser el escenario en el que Albert Torres, tras una carrera mayúscula, alcanzó la cumbre de su carrera profesional proclamándose campeón del mundo de ómnium; en tanto la holandesa Van de Wouw llegó a tres títulos en la lid tras imponerse en el kilómetro contra reloj
El ciclista de la selección española logró una victoria que perseguía desde hace años y que por fin se ha hecho realidad gracias a una actuación muy sólida en las cuatro pruebas del ómnium que le ha permitido concluir la jornada con 133 puntos y superar por dos puntos al japonés Kazushige Kuboki y al belga Lindsay de Vylder.
La competición arrancó con Torres, 35 años, cuarto en el scratch, una buena posición que le permitió desarrollar confianza de cara al resto de la competición. En el tempo race fue tercero, al igual que en la prueba de eliminación, donde gestionó la carrera de forma impecable manteniendo la cabeza del grupo y exhibiendo una lectura de carrera propia de un especialista consumado. Estos resultados le llevaron a iniciar la decisiva Puntuación final en primera posición.
En la prueba de puntuación, la tensión y emoción fueron máximas hasta el último sprint. Torres, ciclista del Movistar, dependía de que el danés Larsen -fue cuarto con 130 puntos- no ganará el sprint final para hacerse con el arcoíris y así fue. Su fantástica gestión de la prueba final dio sus frutos y al cruzar la línea de meta, empapado en lágrimas de alegría y alivio, se coronó como campeón del mundo.
El merecido premio a una carrera extraordinaria en la que faltaba el arcoíris en la gran prueba olímpica individual y que hoy por fin ya figura en su palmarés. Atrás quedan las fracturas de clavícula de este año y la caída en los Juegos de París para que este triunfo adquiera más valor que nunca.
«Ha sido un 2025 complicado por las lesiones. Semanas atrás tenía mis dudas y ha sido increíble», entonó el campeón. «No me lo creí hasta el final porque la carrera se me complicó al final. La gente que me conoce sabe qué significa para mí este maillot arcoiris. No me lo creo. Lo tengo que digerir. Y ahora con Héctor (Álvarez, compañero en la Madison) a disfrutar y a ver qué ocurre».
Tercer oro para Van de Wouw
En la clasificatoria del kilómetro se vio que iba a caer el récord del mundo de 1:04.497 que había establecido la neerlandesa en el Europeo de Zolder en febrero. Primero se acercaba Ellesse Andrews (1:04.523); luego lo establecía, aunque fuera por pocos minutos, la alemana Lea-Sophie Friedrich (1:04.474), para ‘recuperarlo’ Van de Wouw, con 1:03.652. Una prueba en la que no tomó parte finalmente Alina Lysenko, dejando su plaza a su compatriota Ekaterina Evlanova, que se quedaba a un puesto y 79 milésimas de clasificarse.
Por la tarde, algunos cambios en el decorado, ya que Burlakova marcaba un tiempo de 1:04.797 que le valdría para entrar en el podio, ya que ninguna de las dos alemanas estuvo al nivel matinal y se quedaban sin opciones. Andrews no superaba por 2 décimas el registro de la rusa, pero sí se hacía con una medalla, la de bronce. Aunque ninguna de ellas tuvo opciones ante el vendaval Van de Wouw, que con 1:03.121 se llevaba su tercer oro de los Campeonatos y un nuevo récord del mundo, mejorando en medio segundo su ya fantástico tiempo matinal, y superando a la segunda en más de uno 1,5.
Británicas continúan su protagonismo en el Mundial
Aparte de ese histórico triunfo de Albert Torres en el ómnium y la neerlandesa Hetty Van de Wouw en el kilómetro, la penúltima jornada del Campeonato del Mundo de Santiago dilucidó otros dos títulos, que fueron para las británicas Katie Archibald-Maddie Leech en la madison, y Anna Morris, en la persecución.
La madison femenina resultó demasiado accidentada… y una de las parejas que lo sufrió fue la formada por Lorena Wiebes-Lisa van Belle cuando lideraban la prueba, en pugna con las británicas. Fue un accidente tonto, porque la doble campeona del mundo no pudo evitar a su compañera, que quizá rodaba demasiado lenta, en un relevo. Las dos se fueron al suelo y decidieron abandonar, dejando en franquicia el triunfo para Archibald-Leech.
Y es que estas dos duplas fueron destacándose poco a poco, aunque al último sprint llegaban con una ventaja insuficiente de 4 puntos sobre Marion Borras-Victoire Berteau y Chiara Consonni-Vittoria Guazzini. Pero el segundo lugar les permitía certificar el ‘arco iris’, con 30, mientras que el tercero de las francesas les daba la plata, al no puntuar las italianas, 24 a 20, bronce.
La clasificatoria de la persecución estuvo marcada por el tiempazo de la británica Josie Knight de 4:25.141, en ese momento la cuarta mejor marca de todos los tiempos en la nueva distancia, y que incomprensiblemente fue una de las primeras en salir… sin que se le acercase nadie hasta la parte final, superándola solo su compatriota Anna Morris (4:24.194) con la que se mediría en la final.
Chloe Dygert se quedaba antes en 4:26.127, y Federica Venturelli, ya en 4:31.876 como protagonistas de la lucha por el bronce. Una lucha muy desigual, según dicha diferencia de tiempos y que terminó antes del tercer kilómetro cuando la norteamericana doblaba a la transalpina.
Y en la final absoluta, Morris fue muy superior a Knight desde la salida (4:27.005 a 4:29.322), aunque la ganadora no tuvo opción de acercarse al récord del mundo de Vittoria Bussi (4:23.642).
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