La Vuelta Ciclista del Uruguay 2025 tiene un nuevo campeón, un uruguayo, por segundo año consecutivo. Alejandro Maldonado (Club Náutico y de Pesca Boca Cufré) que tomó el liderato de la carrera recién en la penúltima jornada cuando protagonizó una fuga que terminó dejándolo primero en la clasificación individual y sucedió a su compatriota Juan Caorsi, ganador del año pasado.

Los puestos de honor de la prueba charrúa los completaron el brasileño Vinícius Rangel (Swift Pro Cycling) y el venezolano Francisco Peñuela (Selección de Venezuela), quienes terminaron 2° y 3°, respectivamente.

En un final épico, llegando a la rambla montevideana, la última victoria de etapa quedó en manos del uruguayo Leonel Rodríguez, del Cerro Largo, que le ganó el duelo al venezolano Leangel Linarez, en una definición que tuvo que ir a ‘foto finish‘ de lo ajustada que fue.

Pocos metros detrás, en la parte alta del pelotón, un olimareño del Boca del Cufré cruzaba la meta con los puños arriba, la sonrisa al viento y la malla oro brillando: Anderson Maldonado se confirmaba como el nuevo campeón. El ganador del 80 Vuelta Ciclista.

Y de paso, marcaba un nuevo récord: que dos hermanos ganaran el mismo año las Rutas de América y la Vuelta, algo que no pasaba de 1978.

Maldonado tomó el liderato de la carrera recién en la penúltima fecha, cuando en las puertas de la ciudad de Maldonado, protagonizó una fuga que terminó dejándolo primero en la clasificación individual a una etapa del final.

Para destacar la actuación del venezolano Linarez, en representación de la Selección de Venezuela. El corredor de 27 años, del registro del equipo continental portugués Tavfer – Ovos Matinados – Mortágua, sumó tres victorias en la carrera por etapas más antigua de América.

La Vuelta Ciclista quedó con un nuevo campeón, un olimareño, un ciclista que hace que la Vuelta vuelva a quedar en Uruguay, que el campeón sea de esta tierra, algo que por momentos se ha hecho esquivo.

Este domingo, él y sus compañeros del Boca del Cufré, la cuidaron toda la etapa. Mandando en el pelotón, impidiendo fugas, controlando ataques. Y así, cruzaron el puente Carrasco, aún antes de la llegada, sabiendo que nadie les sacaría la victoria. Que la gloria, era uruguaya y olimareña.