La UCI aumenta de 10 a 15 metros la distancia que tendrán que guardar los coches de seguimiento con el ciclista en las pruebas contrarreloj para evitar las ganancias aerodinámicas que produce su presencia y que podrían desvirtuar la competición.

A nadie sorprende la obsesión de INEOS Grenadiers por arañar todas las ventajas marginales a su alcance, por ello, cuando comenzaron a aparecer en las pruebas contrarreloj con los coches de seguimiento completamente cargados de bici, todos tenían claro que se trataba de buscar una ganancia, aprovechando las lagunas en el reglamento. Algo que rápido puso a la UCI con la mosca detrás de la oreja.

Hace ya tiempo que los estudios aerodinámicos demuestran que llevar a un ciclista a rueda o cualquier otro vehículo aporta un beneficio en la reducción de la resistencia aerodinámica. Según nos explicaba el gurú de la aerodinámica Simon Smart, esto se debe a que, cuando un ciclista rueda a través del fluido que es el aire, se crea una zona de vacío detrás de él que genera una especie de succión que se traduce en resistencia.

Llevar una bici o un vehículo a rueda hace que ese hueco se llene de aire ya sea por la mera presencia física que ocupa el hueco, como cuando llevamos a otro ciclista a rueda o, en el caso de los coches de seguimiento porque al atravesar el aire empujan este hacia delante, haciendo que este ocupe ese vacío. En ambos casos, el resultado es el mismo, una ganancia aerodinámica.

La UCI reaccionó a este hecho fijando una distancia mínima entre el ciclista y el coche de 10 metros. Ahora, buscando reducir aún más la influencia de los coches, han decidido aumentar esta distancia hasta los 15 metros de forma que la posible influencia de llevar un coche detrás se convierte en residual.

También se especifica en la nueva norma, que entrará en vigor en la temporada 2023, que el ciclista no puede ser adelantado en ningún momento. En caso de avería, la asistencia se ha de realizar con el coche y el ciclista completamente detenidos. No entra sin embargo, la norma en definir el número de bicis que pueden llevar los coches en estas pruebas ya que se considera que la distancia de 15 metros es más que suficiente para no generar ganancias aerodinámicas en ningún caso.

En cualquier caso, sigue quedando en manos del juez-árbitro que siga la competición la tarea de valorar sobre la marcha la distancia que guarda el vehículo de seguimiento y de advertir o sancionar en caso de que, según su percepción, no se esté respetando esta distancia mínima de 15 metros.

Fuente: www.brujulabike.com