Laurent Jalabert, Gianni Bugno, Fabian Cancellara, Oscar Freire, Peter Sagan o Philippe Gilbert (los dos últimos en activo y todos ellos campeones del mundo), explicaron al diario MARCA cómo ha cambiado el deporte del pedal en los últimos años

Todo evoluciona en la vida, también el ciclismo. «Ahora los jóvenes arrancan prontísimo. Antes debías seguir unos pasos para aclimatarte. Se iba más despacio, se aprendía poco a poco. Pero es algo que también pasa en la sociedad, el ciclismo es un reflejo», dice Fabian Cancellara. El cuatro veces campeón del mundo de contrarreloj siguió con emoción la prueba de ruta conquistada magistralmente por el francés Julian Alaphilippe.

«Han cambiado las normas y eso hace que pueda haber más sorpresas. Antes el guion estaba más preestablecido, en estos momentos cualquiera puede arrancar de lejos. Algo que no ocurría desde hace muchas décadas», explicó Espartaco desde la sala VIP de Lovaina.

Otro denominador común entre los Evenepoel, Van der Poel, Alaphilippe, Van Aert y compañía es que «tienen todos un gran personalidad. No se arrugan y toman sus propias decisiones”.

Además, en el Mundial no existen pinganillos y eso enciende todavía más el ingenio», dice Philippe Gilbert, arcoiris en 2012. El belga, que este 2022 disputará su última temporada en activo, ve clave el progreso tecnológico y de material en el crecimiento del rendimiento: «Se aprende antes y con más datos. Hay más profesionalidad. Está todo medido. La presión es más alta, no hay carreras para ir calentando porque se va todo el día al máximo en cualquier lugar».

Ninguna de las leyendas consultadas descarta que estemos ante la mejor generación de ciclistas de la historia. «No es fácil e incluso diría que no es justo comparar, aunque a veces es inevitable. Hay países como Italia, Bélgica, España o Países Bajos que siempre han contado con grandes ciclistas. Esto va por rachas, siempre hay buenos corredores, pero ahora hay una mezcla muy interesante por la diferencia de perfiles.

“El nivel de este Mundial, crecido por el ambiente que se vive en la casa de Merckx y en este año de centenario, ha sido increíble. Una fiesta para los belgas, para los ciclistas, para el público y para el ciclismo en general», expuso Gianni Bugno, quien ganó dos arcoíris consecutivos (1991 y 1992) como acaba de lograr Alaphilippe.

Según el criterio del transalpino, más allá de los diferentes perfiles, la clave para ver «este ciclismo que es diferente al nuestro» para por «la actitud de los ciclistas que buscan atacar y ganar siempre. Son campeones que luchan todo el tiempo, en nuestra época había épocas para tomártelo con más calma».

Peter Sagan, con tres campeonatos en la vitrina, advierte que «para que este tipo de carreras sean divertidas uno debe divertirse. Más allá de las estrategias y las fuerzas, que son muy importantes, el juego también es parte importante del deporte». Si las estrellas se divierten, el público también. Aunque tanto nivel de estrés no siempre es fácil de gestionar.

“Yo fui de los que empecé pronto y no es nada fácil estar ahí arriba siempre. Cada vez vamos a ver retiradas prematuras, aunque por mi parte quiero seguir más años». Alaphilippetambién lo desea y sueña con poder sumar otros dos oros que le dejen primero en el ranking de campeones.

Laurent Jalabert, que se llevó el Mundial de crono en 1997, elogió a su compatriota: «Hacía muchos años o es posible que nunca viera una actuación como la suya. Atacó varias veces hasta irse en solitario. Nadie pudo con él. Colbrelli lo intentó al principio, pero estuvo fortísimo. Su forma de correr fue única». Resultó especial, aún más entre ese río de banderas, fans, colores y aromas que terminaron bendiciendo un Campeonato del Mundo que goza de gran prestigio y popularidad.

Para el español Óscar Freire, que presume de tres títulos universales, la clave de estos ganadores es que «están preparados desde la base para correr este tipo de carreras. Algo que ahora falta en España, donde hay conformismo. Para ganar este tipo de carreras y de clásicas hace falta correr muchas y en países como Bélgica lo hacen desde pequeños. En el nuestro no. Es algo que deberíamos cambiar si queremos otro campeón pronto».

Cambian las bicicletas, la ropa, las carreras, los componentes, la formación… pero Gilbert -para el que abrocharse un arcoíris es «probablemente la mejor experiencia que puedas hacer en el mundo del ciclismo»- recuerda que hay algo inmutable en el tiempo: «Ganar sigue siendo igual de difícil ahora que antes. Vencer en las citas importantes siempre es complicadísimo sea la época que sea».