Los últimos lanzamientos de las principales marcas de bicicletas apuntan a una nueva tendencia. Vuelven a dar importancia a la ligereza de las bicis, algo que los usuarios venían demandando tras un último lustro en el que las bicicletas han engordado, hasta el punto de hacer desaparecer el dato del peso de la mayoría de fichas técnicas de las marcas.

Para explicar el problema del aumento de peso de las bicicletas en los últimos años hemos de volver la vista más o menos a una década atrás. Una época en la que las bicis de carbono aún no habían alcanzado los niveles de desarrollo que vemos ahora en prácticamente cualquier modelo y los ingenieros de las marcas estaban en pleno proceso de aprendizaje de cómo obtener el mejor beneficio a las fibras negras, heredando en muchos casos diseños que derivaban de la anterior época de bicis de aluminio.

En todo caso, siguiendo la tendencia de aquella época del aluminio, las bicis fueron afinando hasta el punto de que la UCI establecía un peso mínimo de 6,8 kg para las utilizadas en competición y que nos dejaba imágenes tan famosas como las de aquella campaña de “Legalize my Cannondale”, con la que los ciclistas del Saeco reclamaban que sus bicis eran seguras pese a rebajar la citada barrera de peso.

De hecho, incluso las de los cicloturistas eran por aquel entonces más ligeras que las de los profesionales, no siendo extraños montajes que rondaban los 6 kg. Sin embargo, la llegada de la aerodinámica fue el primer punto que empezó a dejar de lado el peso.

Los distintos estudios en el túnel de viento y test de campo dejaban claro que trabajando en la penetración al viento se lograban mayores ganancias que apurando el peso. En todo caso, las bicis escaladoras aún eran las protagonistas de las gamas y todas ellas contaban con un modelo ligero y un modelo aerodinámico, más pesado, pero más eficiente a altas velocidades.

Y en esto llegaron los frenos de disco, que supusieron añadir de golpe cerca de 1 kg a las bicis, eso en la gama alta, porque el peaje en gramos en cuando nos salíamos de las bicis top era incluso mayor. A todo eso se le sumó que la aerodinámica se extendió a todas las bicis, quedando las estilizadas escaladoras puras apartadas a un lado.

El remate lo han puesto en las últimas temporadas los cableados totalmente internos que han supuesto unos cuadros de mandos más aparatosos para poder ser taladrados y así pasar los cables, así como complejos sistemas de dirección para hacer pasar esos mismos cables a través de la misma, con el mismo resultado, más gramos a la báscula.

De hecho, en las últimas campañas era extraño encontrar en el pelotón, hablamos de los profesionales, que las bicicletas bajaran de los 7 kg, con ciertos modelos aerodinámicos que incluso se iban más allá de los 7,5 kg. Un peaje demasiado grande pese a las mejoras obtenidas de la aerodinámica, en un mundo en que cada ganancia marginal suma y el peso es un factor importante, sobre todo con unas carreras que cada vez más, buscan subidas con porcentajes imposibles donde el peso pasa a ser muy relevante.

Vuelta a la ligereza

Tras un buen montón de años avanzando en el camino de la aerodinámica y con las mejoras posibles en este punto cada vez más reducidas dadas las limitaciones impuestas por la reglamentación de la UCI, llega la hora de retomar el camino del peso, pero con la premisa de mantener todo lo conseguido en materia aerodinámica, amén de otras cualidades como la rigidez y la absorción, durante los años precedentes.

Como es habitual, Specialized ha marcado la línea a seguir. Con su Tarmac SL7 unificaba las líneas escaladora y aerodinámica en un único modelo y ahora, con el reciente lanzamiento de su Tarmac SL8, ha ahondado en el trabajo de aligerado para logran una máquina aún más eficiente contra el viento que sus predecesoras, pero que en los montajes de serie se aproxima sin problema al límite UCI en los pesos oficiales sin pedales ni otros accesorios, que en orden de marcha supone añadir entre 200-300 g más.

Una línea de trabajo que también ha seguido otra elitista marca como Factor, que hace unos meses lanzaba su nueva Factor O2 VAM, la cual evolucionaba su bici escaladora con un intenso trabajo de afinado, al que se añadían algunas características aerodinámicas de su rodadora Ostro VAM.

Ha optado por un camino muy diferente Orbea, que ha apostado a las claras por el parámetro peso, creando en su nueva Orbea Orca, una bici escaladora pura con mínimas concesiones a la aerodinámica que se reservan para su modelo Orca Aero.

Cannondale era otra de las marcas que a comienzos de año presentaba la nueva generación de su SuperSix EVO con ese mismo objetivo, restar gramos a la báscula sin que ello supusiera perder las características aerodinámicas de la anterior bici que, en su día, fue un auténtico trauma para los usuarios, pues pasaron de una de las últimas bicis que mantenían un aspecto clásico a una bici de corte claramente aerodinámico.

La última en sumarse a esta nueva tendencia ha sido hace tan sólo unos días la italiana Bianchi, una marca que en los últimos tiempos había apostado también claramente por la aerodinámica con su espectacular Oltre RC y que durante La Vuelta a España ha dejado ver en alguna etapa el prototipo de una bici de corte ligero, aunque conserve gran parte de los atributos aerodinámicos de su hermana.

Aun así, es difícil, dada la importancia que tiene la penetración al viento en el ciclismo de competición moderno, disputado a altísimas velocidades, que volvamos a ver en el corto plazo esa imagen de los mecánicos de los equipos lastrando las bicis para poder llegar al peso mínimo exigido.

Sin embargo, no podemos olvidar que los materiales siguen evolucionando, así como las capacidades de fabricación que logran carbonos cada vez más compactados y rígidos lo que permite reducir material sin perder propiedades. Por ello, quién sabe si en unos años no estaremos otra vez hablando del límite de 6,8 kg fijado por la UCI. El tiempo dirá.

Fuente:http://www.brujulabike.com